Creada originalmente por Haideé Iglesias
¿Por qué primavera y autoestima?
La lección que más me costó aprender fue: que lo primero que uno ha de conseguir para evolucionar como ser humano es comprender lo que es quererse a si mismo. Siempre se nos dice que hemos de querer a los demás tal como nos queremos a nosotros mismos. Pues bien, primero uno ha de comenzar por si mismo. Sin este pilar básico no hay evolución hacia la comprensión del amor hacia los demás. La autoestima, tal como un embrión, brote o semilla (de aquí la primavera), ha de nacer de dentro hacia afuera, así sucede todo en la naturaleza, y no del exterior hacia el interior.
No voy a añadir más. Os dejo algo que me parece importante para poder comenzar a practicar la autoestima. Después de leerlo pregúntate que sucedería si aplicaras un 5% a cada una de estas creencias en tu vida.
Aquí lo dejo por un tiempo. Yo, que me quiero mucho, me voy a tomar un descanso; algo muy saludable :)))
CREENCIAS SOBRE UNO MISMO QUE APOYAN LA AUTOESTIMA
De tipo general
Yo tengo derecho a existir.
Yo tengo un gran valor para mi mismo.
Yo tengo el derecho a satisfacer mis necesidades y deseos, a considerarlos importantes.
No estoy en la tierra para cumplir las expectativas de nadie; mi vida me pertenece. (Y esto vale igualmente para cualquier otro ser humano. Cada persona es el propietario de su vida; nadie está en la tierra para cumplir mis expectativas.)
Yo no me considero propiedad de nadie y no considero a nadie propiedad mía.
Yo soy una persona encantadora.
Yo soy una persona admirable.
Normalmente las personas a las que admiro y respeto me apreciarán y respetarán.
Debo tratar con los demás de manera justa y equitativa y los demás deben tratarme justa y equitativamente.
Merezco ser tratado cortésmente y con respeto por todos.
Si la gente me trata de manera descortés o irrespetuosa, eso es un reflejo de ellos, no de mí. Sólo será un reflejo de mí si acepto como correcto el trato que me dispensan.
Si alguien a quien aprecio no me corresponde, puede resultar desalentador o incluso doloroso, pero no es un reflejo de mi valía personal.
Ninguna persona o grupo tiene la potestad de determinar cómo tengo que pensar y sentir respecto a mí mismo.
Yo confío en mi mente.
Yo veo lo que veo, y sé lo que sé.
Me conviene más conocer la verdad que "darme la razón" a expensas de los hechos.
Si yo persevero, puedo comprender las cosas que tengo que comprender.
Si yo persevero, y si mis metas son realistas, yo soy competente para conseguirlas.
Yo soy competente para hacer frente a los retos básicos de la vida.
Yo merezco la felicidad.
Yo soy "suficiente" (esto no quiere decir que no tenga que aprender nada más ni crecer más; significa que tengo el derecho a aceptarme a mi mismo, como ya vimos antes).
Yo soy capaz de recuperarme de una derrota.
Yo tengo el derecho a cometer errores; esta es una de las maneras de aprender. Los errores no son razón para condenarse a uno mismo.
Yo no sacrifico mi criterio, ni pretendo que mis convicciones son diferentes de lo que son para conseguir popularidad o aprobación.
No es lo que "ellos" piensan; es lo que yo sé. Lo que yo sé es más importante para mí que una errónea creencia en la mente de otra persona.
Nadie tiene le derecho a imponerme ideas y valores que no acepto, igual que yo no tengo derecho a imponer a los demás mis ideas y valores.
Si mis metas son racionales, merezco conseguir lo que intento.
La felicidad y el éxito son condiciones naturales para mí -igual que la salud- y no aberraciones temporales del orden real de las cosas; al igual que la enfermedad, el desastre es la aberración.
El desarrollo de uno mismo y la satisfacción de uno mismo son metas morales adecuadas.
Mi felicidad y mi autorrealización son propósitos nobles.
...
Espero que ese 5% os resulte enriquecedor. De vuestra mano queda.
Nathaniel Branden (Lo que resta lo iré subiendo en el otro blog. Dejaré enlaces en su momento para quien esté interesado)