Otra fuente importante de agresión defensiva es la agresión en reacción a cualquier intento de llevar a la conciencia afanes y fantasías reprimidas. Este tipo de reacción es uno de los aspectos de lo que Freud denominó "resistencia" y ha sido explorado sistemáticamente por el método psicoanalítico. Descubrió Freud que si el analista tocaba material reprimido, el paciente se "resistía" a ese enfoque terapéutico. No se trata de una oposición consciente por parte del paciente, de insinceridad ni de disimulo; es que se está defendiendo contra el descubrimiento del material inconsciente, sin tener conocimiento del material ni de su propia resistencia. Hay muchas razones para que una persona reprima ciertos anhelos, a menudo durante toda su vida. Tal vez tema el castigo, el desamor o la humillación, si conocen sus impulsos reprimidos los demás (o él mismo, en lo tocante al respeto de sí mismo y su amor propio).
La terapia psicoanalítica ha mostrado las muchas reacciones diferentes que la resistencia puede provocar. El paciente puede apartarse del tema doloroso y hablar de otra cosa; puede sentirse soñoliento y cansado; puede hallar una razón para no acudir a la cita... o enojarse mucho con el analista y hallar alguna razón para suspender el análisis. He aquí un breve ejemplo: un escritor que yo estaba analizando y que estaba orgulloso de su ausencia de oportunismo mi dijo en una sesión que había modificado un original porque había pensado que así presentaría mejor su mensaje. Creía haber tomado una decisión acertada y estaba sorprendido de haberse sentido después algo deprimido y haber tenido un dolor de cabeza. Yo insinué que probablemente el motivo verdadero era que esperaba que la nueva versión fuera más popular y le procurara más fama y dinero que la primera, además, que su humor deprimido y su dolor de cabeza probablemente tenían que ver algo con aquella traición a si mismo. Apenas había acabado de decir esto cuando dio un brinco y me gritó con rabia intensa que yo era un sádico, que me gozaba en aguarle el placer que se prometía, un envidioso que le regateaba su éxito futuro, un ignorante que no sabía nada de literatura y muchas invectivas más. (Debe observarse que el paciente era normalmente un hombre muy cortés, que tanto antes como después de su estallido me trató con respeto,) Difícilmente hubiera podido hacer algo que confirmara más mi interpretación. La mención de su motivación inconsciente le pareció una amenaza a su imagen di sí mismo y a su sentido de identidad. Reaccionó ante esa amenaza con agresión intensa, cual si hubiera sido contra su organismo o su propiedad. En casos tales, la agresión apunta a un objetivo: aniquilar al testigo que tiene la prueba.
En terapía psicoanalítica puede observarse con gran regularidad que la resistencia se forma cuando se toca al material reprimido. Pero de ningún modo estamos limitados a la situación psicoanalítica para observar este fenómeno. Los ejemplos abundan en la vida diaria. ¿Quien no ha visto a la madre que reacciona con furia cuando alguien le dice que quiere tener sus hijos junto a ella porque desea poseerlos y controlarlos... y no porque los quiera mucho? ¿O el padre a quién se le dice que su preocupación por la virginidad de su hija se debe a su propio interés sexual por ella? ¿O cierto tipo de patriota a quien se menciona el interés económico que ocultan sus convicciones políticas? ¿O cierto tipo de revolucionario a quien se recuerdan los impulsos destructores personales que ocultan sus ideas? De hecho, poner en duda los motivos de otro viola una de los tabúes de cortesía más respetados... y muy necesario, por cuanto la cortesía tiene la función de minimizar el despertar de la agresión.
Históricamente sucede otro tanto.. Quienes dijeron la verdad acerca de un régimen determinado fueron desterrados, encarcelados o muertos por quienes estaban en el poder y cuya furia habían excitado. Claro está que la explicación lógica es que eran peligrosos para sus respectivos establishments, y que su muerte parecía el mejor medio de mantener el statu quo,. Esto es bien cierto, pero no explica el hecho de que los que dicen la verdad sean tan profundamente odiados aunque no representen una verdadera amenaza para el orden constituido. La razón está, según creo, en que al decir la verdad movilizan la resistencia de quienes la reprimen. Para éstos, la verdad es peligrosa no sólo porque puede poner en peligro su poder sino porque sacude todo su sistema conscientes de orientación, los priva de sus racionalizaciones y aún podrían obligarlos a obrar de otro modo. Sólo quienes han experimentado el proceso de adquirir conocimiento de impulsos importantes que estaban reprimidos saben la sensación cataclísmica de azoramiento y confusión que es su consecuencia. No todas las personas están dispuestas a afrontar esta aventura, y menos aquellas que, el menos de momento, salen ganando con su ceguera.
Haydée, que es la fotografía de gran alcance y el mensaje.
ResponderEliminarAgresión ..... Deseos reprimidos ... Tengo que leer lo que escribió una y otra vez. Y al pensar en ello. Creo que la agresión causada por el miedo. Y también creo que la importancia de uno mismo a veces lleva a la agresión. Y estoy de acuerdo acerca de suprimir los deseos y la agresión.
Este es un macro excelente. Los colores son increíbles y la idea es interesante. Y esta fotografía tiene una historia. Todo en su fotografía es misterioso e intrigante y me encanta.
Muchos abrazos y los mejores deseos para la primavera !!!!!!
Me encanta el contraste entre las espinas agudas en frente y la suavidad al fondo. Una foto muy buena
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