Cola de ballena

Creada originalmente por Haideé Iglesias

Si, ya sé, se me desborda la imaginación. Pues ya puesta, me da por imaginar que una ballena harta de que estemos diezmando a sus congéneres sin respetar su vida, una vez muerta y como ha decidido hacer algo al respecto, se queda en cuerpo etéreo, fantasmal vamos, y adquiriendo un tamaño aún más enorme del que tiene, pero que por lo visto no es el suficiente para que todos la respeten, se dedica a dar coletazos aquí y allá, indiscriminadamente claro, como debe ser una vez que uno ha decidido pasarse al bando de los agresivos. Y como aquí en Gijón en su tiempo se descuartizaban ballenas pues ahí está, a punto de bajar la cola encima del puerto del Musel. Será que me ha entrado la vena romántica de Bayron. O será que por mucho que me empeñe no puedo dejar de sentir dolor, a pesar de entender el por qué de la ignorancia del ser humano ante otro dolor.

En el otro blog aquieté mis pensamientos, aquí los arrojo al viento, un viento que empuje este barco virtual para que navegue con brío. Ojalá que el canto de dolor de esta imaginaria ballena llene el corazón de compasión de aquellos que no la entienden. Es el único modo de abandonar la ignorancia, sentir lo que el otro siente.