haideé iglesias
El gusto por hacer las cosas por uno mismo sigue vigente, más en las zonas rurales, en los pueblos pequeños sobre todo. Ellos son artistas, como lo somos todos en cada una de nuestras actividades. Lo mejor de hacer las cosas por si mismo es que uno se siente valioso. Y es una sensación que no todos aquellos que viven en las ciudades sienten. Se depende demasiado de los demás con lo que uno se encuentra perdido cuando hay alguna avería o cualquier otro suceso que nos interrumpe la aparentemente cómoda vida que quisiéramos llevar. Con la sensación de quedarnos desvalidos, no hacemos nada por encontrar el modo de solucionarlo por nosotros mismos. Más o menos así también es en cuanto a las situaciones emocionales, las de comunicación, las que no podemos evitar porque la vida es eso, comunicación constante con los demás. Ahí ya no se es tan diestro, tanto en los pueblos como en las ciudades. Y me llama la atención que no se busque el modo de cambiarlo cuando tanto nos prolijamos en hacer las cosas ¿bien?. Si. Si respecto a las actividades manuales (que no dejan de ser también intelectuales, aunque menos emocionales). Si, las paradojas constantes que se dan en el modo de vivir apegado a la ilusión de una identidad. Identidad que tanto puede ser colectiva como personal, mas es ilusión.
Recuerdo que en el lugar donde realicé esta imagen –imagen que preferí cambiar a través de herramientas de un sistema de tratamiento para imágenes– ocurría esto precisamente. Valioso si, más la comunicación sólo podía ir en una dirección para poder entenderse con él. Cuántas veces perdemos de vista la humildad... Tantas, que ya no entendemos que no somos los únicos en el mundo que sabemos o podemos hacer lo que hacemos.
Sirva esta entrada para recordar la importancia de reconocer a los demás aquello que comparten. Y no usarlo como si de cosecha propia se tratara. Al fin y al cabo ¿por qué robar algo que se regala? Sólo cuando reconocemos las emociones que subyacen a nuestro comportamiento se puede comenzar a comprender la importancia de la humildad. Mientras tanto seguimos presos del miedo sin saberlo. ¿Por qué ser agresivo con una persona dulce y bondadosa? ¿Por qué? ¿Quizá porque te da miedo?
Hoy en día, sobretodo en las ciudades nos hemos vuelto demasiado egoistas y cada uno va a lo suyo sin preocuparse por los demás. Va implicito con el ritmo de vida que llevamos. Una pena. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola! japy: si es tu caso, ponte manos a la obra y subsánalo. Si no es tu caso, ¿por qué juzgar a los demás? Ellos hacen lo que pueden con lo que tienen.
ResponderEliminarYo aporto lo que sé para quienes quieran hacer algo más que hablar.
Mirando en el interior de nosotros mismos para encontrar aquello que es nos hace sentir limitados y de este modo soltarlo.
Lo demás, palabras.
Y si en una entrada hay imagen y texto, para no caer en desconsideración hacia quien lo comparte, es más elegante hacer lo posible por comentar los dos. Y hacerlo también elegantemente.
Siempre cojeando de algún pie :))) Claro que ya parece ser con reiterada insistencia... rara insistencia... Perder el tiempo y contaminar el mundo.
Ahora que recuerdo: tu habías puesto algo referente a no contaminar con tu blog en cuanto a energía, pero poquísimos se dan cuenta de lo mucho que contaminan con sus comportamientos, pensamientos y emociones (desconocidas por cierto) hacia los demás... Siempre se nos escapa lo sutil... materialismo,si.
Un abrazo :)