El veranillo indio, lo llamamos algunos, otros el veranillo de San Martín. Estos son días en los que la transición hacia el otoño que la naturaleza realiza me llena de la dulce sensación de flujo, de contraste constante. No miro las predicciones del tiempo, sigo las variaciones tal cual surgen. Pasear por el agua aún es un regalo, incluso el baño apetece. La luz es una gran aliada para enriquecer cada rincón o superficie como en este caso el espejo que se forma a la retirada de cada ola. Difuminados, con un sutil velo que embellece todo... Belleza... en ella me sumerjo a cada momento...
Mientras tanto la ciudad sigue marcando un ritmo: rojo, ámbar, verde... lo sigo y no lo sigo... vivo...
Creadas originalmente por Haideé Iglesias
(Parece ser que dos entradas por día parecen una transición también :)) La sigo encantada. Hasta que surja otro ritmo... cambio, cambio, cambio...)
Excelente reflexo....
ResponderEliminarCumprimentos
Très beau reflet
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