Pescando

En otro momento yo también practiqué la pesca, más en la ribera del río que en la orilla del mar; en el mar fue más con lancha. Ahora veo como algunas personas lo hacen. No siempre me gusta ver sufrir a las piezas que pescan; me gustaría que estos pescadores comprendieran el sufrimiento que les causan. Pero estamos demasiado condicionados por toda la cultura en la que vivimos inmersos.

Algunos, los de más edad, saben que ir a pescar significa estar en contacto con la naturaleza. Hoy los más jóvenes ya no lo sienten ni viven así. Ahora hasta para esto hay prisas y frustración si no consiguen pescar nada. E incluso se enfadan con los pobres peces que caen en el anzuelo para comer. He visto a varios jovencitos enfurecidos y "vengándose" en ellos por su frustración. No comprenden el alcance de sus actos. No comprenden que así sucede porque así ellos lo están provocando. No. El pensamiento es tan sólo en una dirección, la de su egoísmo.

Verdad que unos pocos se aperciben cuando les comentas que no tiene sentido que se enfaden con esos pobres animales. Pero el que cueste no significa que uno se tenga que dar por vencido. Seguir, con tranquilidad, sin prisas, pero sin pausas, hasta que muchos entiendan que es tomando conciencia de lo que se hace –mal o bien– como se puede mejorar todo.

Así ha sucedido conmigo, y así está sucediendo con otros. No nos debe desanimar que no sea grande el número y si nos debe animar a que si no das ejemplo, malamente nada se va a transformar. Ya lo he dicho en otra ocasión: aprendemos los unos de los otros, es importante hacer que nuestra conducta esté alimentada por emociones saludables para transmitir un mensaje más constructivo, creativo y positivo a todos, todos los que estén a nuestros alrededor.

No vale de nada lamentarse, sino que hay que levantarse y construir a partir del conocimiento que se adquiere de los errores cometidos. Por esto se dice que se aprende de las frustraciones no de los éxitos. Ánimo pues.

Creadas originalmente por Haideé Iglesias