miércoles, 31 de octubre de 2012

Poco a poco


Poco a poco, se marchita la vida en las hojas de los árboles... 
Poco a poco, el descenso en la temperatura y en la sensación térmica ambiental... 

haideé iglesias

Y nosotros, poco a poco, percibiendo como todo cambia y adaptándonos a ello... 
Agradecida de percibir cada instante como nuevo...

lunes, 29 de octubre de 2012

Suspendidas


Delicado adorno para las ramas desnudas. Sustento firme para tan sutil peso... 

haideé iglesias

Un todo indivisible...

viernes, 26 de octubre de 2012

Rinachenti

haideé iglesias

Si, la plantita :) 
La tienda (con ese nombre) ya no está... 
Y la plantita tampoco. En las obras todo se esfumó... 
Ah... mas... renacen otras, y otras, y otras... Persistente vida. Y en las ciudades, la constante lucha por erradicarla... y no sólo en las ciudades... ¡Cuánto nos cuesta a algunos humanos –muchos, que no todos– vivir en armonía con la naturaleza. Eso si, la ropa la compramos, para luego tirarla porque no nos cabe en el armario... jeje... Estamos muy mal... pero que muy mal... mas... el cambio está ahí... inevitable... para que aprendamos a valorar lo que es valorable y a deshacernos de lo irrelevante... ánimo :) Cuánta más inseguridad, más seguridad... 
Vivir para comprender... pero no te duermas en los laureles... o te dolerá mucho más... tú decides... 

miércoles, 24 de octubre de 2012

Prendida, que no presa

haideé iglesias

Impulso prendido en la arena. Peso liviano que la mantiene quieta. Mas, la marea sube y su peso se aleja. Y ella con cada marea, en un viaje sin meta, se deja mecer hasta la integración completa... 
Prendida, que no presa.

Hoja dorada
en la arena quieta.
Cuán efímera...

lunes, 22 de octubre de 2012

Irradiante luminosidad


Irradiante luminosidad. En la orilla, recogida la visión sugerente de una sedosa calma interna... Contrastada con la intensidad del calor que irradia entre las nubes.

haideé iglesias

Nubes, mágicamente creativas en continua corriente... De la misma mano, la corriente marina pinta en la arena su ir y venir en incansable destreza... Irradiante luminosidad, si... 

viernes, 19 de octubre de 2012

Todo pasa

haideé iglesias

En la montaña
viven los duendes libres.
Casas caídas.

En pleno silencio, mostrando la magia, que convierte el gradiente colorista, en invitación a dejarse llevar, para comprender la inmensa fortuna de poder apreciar la belleza regalada a cada instante... 
Todo pasa... 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Armoniosa conjunción

haideé iglesias

Forma y color. Cielo y tierra. Nada sucede porque sí. La vida se conjuga ante nuestros ciegos ojos, ojos que ven, mas el ruido que producen los pensamientos no dejan que esa visión, que había de ser plena, se perciba tal y como es; así pues, vivimos sin comprender, y por ello sin sentir, el gran regalo que significa vivir.

Se puede elegir mirar, como se puede dejar que lo que está se muestre. Todo está. Tan sólo hay que saber que es lo que está. Y esta conexión sólo se  produce cuando el ego ya no interfiere. 


viernes, 5 de octubre de 2012

No desees parecerte a alguien. Sé tú mismo


"Os aseguro que, si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de lo cielos".
(Mt 18,3)

Cuando mira uno a los ojos de un niño, lo primero que llama la atención es su inocencia: su deliciosa incapacidad para mentir, para refugiarse tras una máscara o para aparentar ser lo que no es. En este sentido, el niño es exactamente igual que el resto de la naturaleza. Un perro es un perro; una rosa es una rosa; una estrella, una estrella. Todas las cosas son, simple y llanamente, lo que son. Sólo el ser humano adulto es capaz de ser una cosa y fingir ser otra diferente. Cuando una persona mayor castiga a un niño por decir la verdad, por revelar lo que piensa y siente, el niño aprende a disimular y comienza a perder su inocencia. Y no tardará en engrosar las filas de las innumerables personas que reconocer perplejas no saber quiénes son, porque, habiendo ocultado durante tanto tiempo a los demás la verdad sobre sí mismas, acaban ocultándosela a sí mismas. ¿Cuánto de la inocencia de tu infancia conservas todavía? ¿Existe alguien hoy en cuya presencia puedas ser simple y totalmente tú mismo, tan indefensamente sincero e inocente como un niño?
Pero hay otra manera más sutil de perder la inocencia de la infancia: cuando el niño se contagia del deseo de ser alguien. Contempla la multitud increíble de personas que se afanan con toda su alma, no por llegar a ser lo que la naturaleza quiere que sean –músicos, cocineros, mecánicos, carpinteros, jardineros, inventores...–, sino por llegar a ser "alguien"; por llegar a ser personas felices, famosas, poderosas...; por llegar a ser algo que les suponga, no mera y pacífica autorrealización, sino glorificación y agigantamiento de su propia imagen. No hablamos, en este caso, ante personas que han perdido su inocencia porque han escogido no ser ellas mismas, sino destacar y darse importancia, aunque no sea más que a sus propios ojos. Fíjate en tu vida diaria. ¿Hay en ella un solo pensamiento, palabra o acción que no estén corrompidos por el deseo de ser alguien, aun cuando sólo pretendas ser un santo desconocido para todos, menos para ti mismo? El niño, como el animal inocente, deja en manos de su propia naturaleza el ser simple y llanamente lo que es. Y, al igual que el niño, también aquellos adultos que han preservado su inocencia se abandonan al impulso de la naturaleza o al destino, sin pensar siguiera en "ser alguien" o en impresionar a los demás; pero, a diferencia del niño, se fían, no del instinto, sino de la continuo conciencia de todo cuanto sucede en ellos y en su entorno; una conciencia que les protege del mal y produce el crecimiento deseado para ellos por la naturaleza, no el ideado por sus respectivos y ambiciosos egos. 


haideé iglesias

Existe además otro modo de corromper la inocencia de la infancia por parte de los adultos, y consiste en enseñar al niño a imitar a alguien. En el momento en que hagas del niño una copia exacta de alguien, en ese mismo momento extingues la chispa de originalidad con que el niño a venido al mundo. En el momento en que optas por ser como otra persona, por muy grande o santa que sea, en ese mismo momento prostituyes tu propio ser. No deja de ser triste pensar en la chispa divina de singularidad que hay en tu interior y que ha quedado sepultada por capas y más capas de miedo. Miedo a ser ridiculizado o rechazado si en algún momento te atreves a ser tú mismo y te niegas a adaptar mecánicamente a la de los demás tu forma de vestir, de obrar, de pensar... Y observa cómo es precisamente eso lo que haces: adaptarte, no sólo por lo que se refiere a tu acciones y pensamientos, sino incluso en lo que respecta a tus reacciones, emociones, actitudes, valores... De hecho, no te atreves a evadirte de esa "prostitución" y recuperar tu inocencia original. Ése es el precio que tienes que pagar para conseguir el pasaporte de la aceptación por parte de tu sociedad o de la organización en la que te mueves. Y así es como entras irremediablemente en el mundo de la insinceridad y del control y te ves exiliado del Reino, propio de la inocencia de la infancia. 
Y una última y sutilísima forma de destruir tu inocencia consiste en competir y compararte con los demás, con lo que canjeas tu ingenua sencillez por la ambición de ser tan bueno o incluso mejor que otra persona determinada. Fíjate bien: la razón por la que el niño es capaz de preservar su inocencia y vivir, como el resto de la creación, en la felicidad del Reino, es porque no ha sido absorbido por lo que llamamos el "mundo", esa región de oscuridad habitada por adultos que emplean sus vidas, no en vivir, sino en buscar el aplauso y la admiración; no en ser pacíficamente ellos mismos, sino en compararse y competir neuróticamente, afanándose por conseguir algo tan vacío como el éxito y la fama, aún cuando esto sólo pueda obtenerse a costa de derrotar, humillar y destruir al prójimo. Si te permitieras sentir realmente el dolor de este verdadero infierno en la tierra, tal vez te sublevarías interiormente y experimentarías una repugnancia tan intensa que haría que se rompieran las cadenas de dependencia y de engaño que se han formado en torno a tu alma, y podrías escapar al reino de la inocencia, donde habitan los místicos y los niños. 

Anthony de Mello

miércoles, 3 de octubre de 2012

Enrejados cuadriculados

haideé iglesias

Visitar algunos lugares no siempre es bienvenido. Aquellos que cuadriculan, perpetúan el estado de incultura, por necia concurrencia pasajera en las falsas palabras pronunciadas de creencia-querencia beneficiosa, que se pretende entera. Un entero que sólo busca dinero. Mas, el alma ciegan con su encarcelada visión. 
Ventanas abiertas, y cerradas, tanto da; en casa todos encerrados sin saberlo. ¿Alguna vez te has preguntado porqué necesitas quedar y/o actuar para quedar por encima de los demás? Pues esa es la cárcel No saber porqué haces lo que haces fingiendo que todo lo sabes y te niegas la posibilidad de aprender a ver como tú mismo encarcelas tu corazón para luego presumir: ¡qué buena persona soy! ¿Cómo lo sabes? ¿Te has expuesto alguna vez ante las críticas de los demás saliendo de la casa? No. Pero eso no te impide señalar a otros como locos sin ver tu locura. Ah, cuan larga la lengua y corto el entendimiento. ¡Cuánto! 

Esa belleza que anida siempre entre candilejas es la que veo, y no la fea cara de tu destierro impuesto. Falso, por cierto. Todos son usados sin saberlo. Necios que no saben distinguir la paja del heno; ni dentro, ni fuera. 

El único que visitaba, ya se escondió :))) Ay, cuánta necesidad de falsos halagos que nos convierten en esclavos. Ni conociéndome en persona... curioso... la frontera de las creencias... y... el ego... 

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Por qué quedarse tan sólo con una? Variaciones y decisiones


Al elegir estamos olvidándonos de muchas otras implicaciones que están en esa determinada elección.


Quizá por esto muchas personas tengan tanta dificultad para tomar decisiones, porque todo les parece correcto (o incorrecto, que también) Ahí está el quid.


Precisamente porque encuentran tantas interpretaciones, es por lo que son buenos tomando decisiones. Cuando por fin las saben tomar.



Recuérdese la flor de Sclerantus del Sistema de Bach.



Yo misma pasé por ello. Muchos años. Todos tenían razón. Si. Lo más curioso es que para tomar algunas decisiones no había problema.Con otras era un tormento. 

haideé iglesias

Abrir el entendimiento cuesta, mas es muy necesario. Si, ya es necesario, no una opción. Y volvemos a la toma de decisiones :) No, no me río, sólo comprendo. 
¡Feliz semana! :)

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