viernes, 26 de julio de 2013

Símbolos

haideé iglesias

No llenan el vacío que no se comprende... 

jueves, 25 de julio de 2013

Despliegue

haideé iglesias

Irregular sin error. 

Todo es perfecto 
en el despliegue
de las alas.

Sólo nuestra limitada comprensión lo puede percibir sin perfección... 

Bella secuencia
de contraste
entre el agua que la espera
y el vuelo que la acerca...  
Flujo en expresión...

(Contraste engañoso, todo en unión; recuerda: limitada compresión)

lunes, 22 de julio de 2013

Nadando

haideé iglesias

Agua. Surcada por naves emplumadas. Nadando, plena en su acción, sin saber que lo hace... 
Agua. Da el reflejo impermanente de todo cuanto en ella se ha posado. Tras la mirada, un descubrimiento de bello trazo, hecho sin hacer... 

viernes, 19 de julio de 2013

Suspendido



Como suspendido, en medio de nada
Enrojecido por el sueño de un recién despertado

haideé iglesias

Avanza desperezándose y solazándose
regalándonos su primera llama.

Luz en la mañana
con tibia rapidez nos alcanza
el beso de la energía que irradias.

miércoles, 17 de julio de 2013

Diferencia entre pesar y culpa

haideé iglesias


El pesar consiste ante todo en una constatación de hechos. Es una muestra de inteligencia y motor de transformación. Permite reconocer los errores y desear no repetirlos. Incita a reparar el daño hecho cuando es posible. Si hemos causado pesadumbre a alguien, el recuerdo de ese acto y el pesar que engendra nos ayudan a evitar herir de nuevo a esa persona. Por paradójico que pueda parecer, el pesar es totalmente compatible con el optimismo, puesto que va acompañado de un deseo de transformación y ayuda a considerar la situación actual un punto de partida en el camino que permite convertirse en un ser mejor. Como dice un proverbio: "Hoy es el primer día del resto de la vida".
El sentimiento de culpa es totalmente distinto. Es estéril y constituye una fuente inútil de dolor. El pesar se concentra en un acto concreto: "He hecho una cosa horrible", mientras que el sentimiento de culpa, aunque lo desencadena un acto concreto, invade la totalidad del ser. "Soy una persona horrible". Se traduce en una desvalorización de uno mismo y en una duda sobre la capacidad de transformarse, de hacer las cosas que vale la pena hacer. Combinado con el pensamiento, el sentimiento de culpa nos persuade de que acarreamos el peso de una falta ineludible y merecemos, además de nuestros propios reproches, la censura de los demás. El desánimo e, incluso, la desesperación que semejante estado de ánimo provoca impiden realizar un análisis lúcido y no contribuyen en absoluto a reparar los daños o los sufrimientos que se hayan podido causar.
¿Podemos evitar experimentar un profundo sentimiento de culpa cuando somos responsables de la muerte de una persona en un accidente, por ejemplo? Hay que saber aceptar la responsabilidad de los propios actos. Es normal sentir tal pesar que estaríamos dispuestos a dar la vida si pudiéramos volver atrás y evitar la muerte que hemos provocado. Pero no sirve de nada dudar de la posibilidad de hacer tanto bien como mal hemos causado. Si el daño es reparable, dediquémonos a repararlo. Si no lo es, que dé un giro radical nuestra vida: en lo sucesivo, pongámonos al servicio de los demás.
Culturalmente, en Occidente el sentimiento de culpa se halla influido por el pecado original. En otro contexto cultural, sobre todo en Oriente, se considera que la "única cualidad de una falta reside en el hecho de que puede ser reparada". No hay en nosotros nada fundamentalmente malo. Se tiende más a hablar de "bondad original": cada ser posee en lo más profundo de sí mismo un potencial de perfección, que si bien puede quedar velado, nunca es abolido ni se pierde. Por ello, las faltas y los defectos son accidentes, desviaciones que se pueden corregir y que no degradan en absoluto dicho potencial. En consecuencia, hay que afanarse en sacarlo a la luz en lugar de lamentarse sobre las manchas que lo ocultan. 

Mathieu Ricard

lunes, 15 de julio de 2013

Empicorotadas

haideé iglesias

Buscando el lugar mínimo para posarse, en proporción armoniosa a la roca, o promontorio, escogido. El instinto sabe que hacer... 

viernes, 12 de julio de 2013

Pie en alto

haideé iglesias

En un paseo, 
sucesos imprevistos.
El pie en alto.

¡Feliz fin de semana! :)))

martes, 9 de julio de 2013

Urgente: Este Planeta Necesita Amor. ¿Puedes Colaborar?

haideé iglesias

Este cartel-ruego está en Candás. 
¿Son posibles los milagros? Si -.-
¡Felicidad, amor, paz y dicha para todos! :)))
¡¡¡Gracias!!!
Amar Siempre Gana -.-



Desde que puse esta entrada, surgió la conversación con algunas personas en Candás, o la busqué yo al preguntar si sabían que era el Amor, y he ido comprobando que no se sabe lo que es. Palabras miles. Comprensión ninguna. Y... no escuchan. Y esto parece hacer las delicias de quien ha puesto todo su empeño en hacer que la vida me resulte lo más difícil posible induciendo a aquellos con los que hablo a repetir sus palabras, que no son sino las que yo pronuncié o escribí en otras ocasiones, pretendiendo darme lecciones. Si me gusta aprender no hay problema de recibir lecciones, pero no se trata de eso, sino de que aquel que las da ya lo sabe todo. Y precisamente por esto el milagro no se ha producido para él. Qué si para mi, con toda la carga de basura, de palabras verbales y no verbales, y de actos violentos, muy violentos, que se envía contra mi. Y ahí están los hechos, no hay invento ninguno por mi parte. 

Leo un libro acerca de la mente escrito por un psicólogo y... la misma cerrazón respecto a la interpretación acerca de hechos que  no quieren considerar de otro modo que no sea el del materialismo. Lo cual denota la poca cientificidad que les alimenta. Pero para ello, para ser auténticamente científico, uno ha de querer la verdad y no seguir en la misma baldosa, aunque esta esté a punto de derrumbarse, y así es. Ah, pero este vez no va a colar lo de siempre -que ya está sucediendo-, no, no va a ser así porque no es posible mentir y seguir como si nada. Esta época está llena de una fuerza que arrasará con aquello que no comprenda la necesidad del cambio. Algo fácil de comprender sólo con observar con detenimiento. Que por cierto, primero se intentó halagarme con las frases de "que veía lo que otros no veían" y luego se pasó a imitarme descaradamente, lo cual alimenta la confusión y no la lucidez. Al revés de cuanto he ido compartiendo para salir de la ilusión que nos mantiene encerrados engañosamente. 

También observo -y ya lo señalé con anterioridad- que las traducciones de algunos libros resultan sospechosas.¿Quién miente? ¿El que está considerado superior o los que luego publican el libro o los libros?. Mucha manipulación, y más ignorancia.  Lo dicho: se va a necesitar de la intuición para entender y vivir. La intuición, si, esa que tan denostada a estado por parte de los que han querido erigirse en los adalides de la sociedad malinformando, manipulando, sesgando y torciendo y retorciendo la información que siempre ha estado ahí, pero que no les convenía a sus intereses, como si estos fueran lo único importante y no aquellos a los que decían querer ayudar. Si, se necesitan tontos para poder pasar uno por listo... pero, no cuela. No cuela de ningún modo. Al universo no se le puede engañar. Y uno a si mismo, menos. Tiempo y energía totalmente perdidas. 
Amar Siempre Gana :))) 
(Día 25 de octubre de 2014)

viernes, 5 de julio de 2013

Uno

haideé iglesias

Cuan beneficioso es ignorar...
¡Feliz fin de semana! :)))

miércoles, 3 de julio de 2013

Pequeños mundos


Intensidad frondosa


Perfecta disposición

haideé iglesias

Resurgiendo plena
Pequeños mundos de belleza que me ayudan a comprender...

lunes, 1 de julio de 2013

A través del muro invisible

haideé iglesias

¿Cómo utilizar este análisis que va en contra de las concepciones y los presupuestos occidentales? Hasta ahora he funcionado mejor o peor con la idea, incluso vaga, de un yo central. ¿En que medida tomar conciencia del carácter ilusorio del ego puede cambiar más relaciones con mis allegados y con el mundo que me rodea? ¿No existe el peligro de que este giro me haga perder la estabilidad? A esto podemos responder que el resultado siempre es beneficioso. Cuando predomina el ego, la mente es como un pájaro que choca constantemente contra un muro de cristal, el de la creencia en el ego, y de esto modo empequeñece nuestro universo y lo encierra entre sus estrechos límites. Desconcertado y aturdido, el pájaro no sabe cómo atravesar el muro. Pero el muro es invisible porque no existe de verdad; es una construcción de la mente. Sin embargo, sigue siendo muro mientras fragmenta nuestro mundo interior y contiene la marea de nuestro altruismo y de nuestra alegría de vivir. Sin no hubiéramos fabricado el cristal del ego, ese muro no habría podido ser levantado y no tendría ninguna razón de ser. La tendencia a aferrarse al ego está fundamentalmente vinculada a los sufrimientos que sentimos y a los que infringimos a los demás. Abandonar ese apego a nuestra imagen íntima, dejar de conceder tanto importancia al ego equivale a ganar una inmensa libertad interior. Eso permite abordar a todos los seres y todas las situaciones con naturalidad, benevolencia, fortaleza y serenidad. No esperando ganar y no temiendo perder somos libres de dar y de recibir. Ya no hay ningún motivo que incite a pensar, hablar y actuar de manera afectada, egoísta e inapropiada. 
Aferrándonos al universo confinado del ego, tendemos a preocuparnos únicamente por nosotros mismos. La menor contrariedad nos perturba y nos desanima. Estamos obsesionados por nuestros éxitos, nuestros fracasos, nuestras esperanzas y nuestras inquietudes, y así hay muchas posibilidades de que la felicidad se nos escape. El mundo estrecho del yo es como un vaso de agua en el que se echa un puñado de sal; el agua se vuelve imbebible. En cambio, si rompemos las barreras del yo y la mente se convierte en un vasto lago, el sabor del agua no cambiará por echarle un puñado de sal. 
Cuando dejamos de considerar al yo lo más importante del mundo, es más fácil que nos sintamos afectados por los demás. La visión de sus sufrimientos no hace sino redoblar nuestro valor y nuestra determinación de actuar en su beneficio. 
Si el ego constituyera realmente nuestras esencia profunda, comprenderíamos nuestra inquietud ante la idea de desembarazarnos de él. Pero, si es una mera ilusión, liberarse de él no significa extirpar el corazón de nuestro ser, sino sólo abrir los ojos. 
Así pues, vale la pena dedicar cientos momentos de la existencia a dejar que nuestra mente repose en la calma interior, a fin de permitirle comprender mejor, mediante el análisis y la experiencia, el lugar que ocupa el ego en nuestra vida. Mientras el sentimiento de la importancia de uno mismo lleve las riendas de nuestro ser, no experimentaremos una paz duradera. La propia causa del dolor reposa intacta en lo más profundo de nosotros y nos priva de la libertad más esencial. 

Matthieu Ricard

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