miércoles, 24 de abril de 2013

Está. Qué es el miedo y su negación

haideé iglesias

Cuando queriendo fotografiar a unos bichitos muy rápidos en su vuelo, se escapan a la lentitud, mía y de la cámara :)))

*** *** ***
[…] Nuestro niño interior herido tiene una mente propia que funciona de forma totalmente independiente de la de nuestro adulto compensado. Él o ella viven en su propio mundo; un mundo basado en experiencias y recuerdos del lejano pasado que son aún muy vívido y afectan de manera importante al presente. En mi caso, él funcionó de manera inconsciente, pero poderosa, durante la mayor parte del mi vida. Actualmente ya soy mucho más consciente de cómo siente, de por qué siente lo que siente y de cómo funciona. Ahora investiguemos el mundo d este niño herido. En el fondo de la conciencia de nuestro niño herido existe el miedo no reconocido ni aceptado. El miedo en ´si no es el problema. Es nuestra falta de conciencia y aceptación de ese miedo lo que nos causa problemas. Saboteamos nuestra creatividad, nuestra autoestima y nuestras relaciones porque, escondido en nuestro inconsciente, hay un niño que ha perdido la confianza en sí mismo y en los demás. Un niño que está profundamente asustado y hambriento de amor. Ese niño responde de muchas formas inconscientes desde ese miedo, desde el hambre y desde la falta de amor. La agitación y la rapidez con la que la mayoría de nosotros  come, habla, se mueve y se mantiene ocupado son algunas de las formas en que se muestra ese niño asustado.
Tuve que realizar un gran esfuerzo para poder comenzar a sentir y mirar a través de los ojos de mi niño. Tuve que trabajar con enormes dosis de negación y protección. Cuando finalmente comencé a llegar allí abajo, pude darme cuenta de por qué había encubierto con tanta negación. Descubrí un niño aterrado que arrastraba tanto miedo que me hizo preguntarme cómo fui capaz de sobrevivir; cómo hemos sido capaces de sobrevivir muchos de nosotros, pero veo que no soy el único que tiene esos miedos.
Nuestro niño interior herido no conoce la meditación ni sabe distanciarse de sus miedos. Durante toda una vida, simplemente, hemos ocultado el miedo con un patrón de protección inconsciente. Nuestro comportamiento adictivo no es más que el esfuerzo por conseguir cierto distanciamiento para no tener que sentir todo el tremendo miedo que mantenemos dentro.
Durante años y años tapé mis miedos y mi vulnerabilidad con compensaciones. Estuve inmerso en un agotador programa de resultados, intentando –afortunadamente rara vez con éxito– ser el mejor en todo lo que hacía. Ahora puedo ver que mi niño aterrado salía a la superficie en los momentos de estrés y presión. Él salía siempre que yo creía que llegaría tarde a alguna parte, cuando tenía miedo de hacer algo mal y cuando sentía cualquier tipo de presión para hacerlo "bien". Por supuesto, siempre pensaba que no tenía sentido eso de sentirme aterrado, no tenía ni idea de dónde provenía ese pánico e intentaba reprimir mis miedos lo mejor que podía (con poco éxito). En los círculos en los que yo me movía el miedo nunca fue algo con lo que se pudiera ganar puntos.

¿Qué es el miedo?

Ahora me doy cuenta de que este tipo de situaciones no era más que la punta del iceberg. Nuestro miedo es mucho más profundo. Es intenso.
Tenemos profundos miedos de supervivencia, de no ser capaces de ganar suficiente dinero para mantenernos, tenemos miedo de no funcionar bien sexualmente, de hacerlo mal o ser impotentes, y tenemos profundos miedos de no ser amados, de ser rechazados o no deseados. Tenemos miedo de que se nos falte al respeto, de ser abusados, de que se nos ignore o se nos decepcione, de enfrentarnos a alguien, de no saber quién somos, y tenemos miedo de no saber expresarnos, de ser insignificantes. A un nivel más profundo, siempre existe el miedo al vacío y a la muerte, lo que probablemente es la base de todos los demás miedos. 
Los miedos de nuestro ser son diferentes de los miedos de nuestro niño interior. Los miedos de nuestro ser están relacionados con morir o desaparecer. Los miedos de nuestro niño interior están más relacionados con la vida; con salir y participar de la vida. 
Nosotros trabajamos con cuatro miedos básicos del niño interior, todos originados, de alguna manera, en traumas infantiles.
Los cuatro grandes miedos del niño interior herido son:

1. El miedo a la presión y las expectativas.
2. El miedo al rechazo y al abandono.
3. El miedo a la falta de espacio, a ser malinterpretado o ignorado.
4. El miedo al abuso físico o energético o a la violación.

Yo he descubierto que cuando investigo mi miedo a abrirme y confiar, siempre surge uno de estos cuatro miedos, y lo mismo le sucede a la gente con quien trabajo. Aparecen en todas las áreas importantes de nuestra vida: la sexualidad, la creatividad, la autoafirmación, la capacidad de sentir y la forma en que nos relacionamos con parejas, amigos, conocidos y figuras de autoridad.
Pero en lugar de quedarnos y sentirlos, estamos acostumbrados a escapar de ellos de cualquier manera. En cierto modo, muchas de las maneras de vivir de la gente del mundo occidental no son más que una forma de compensación para no sentir el miedo. Evitamos enfrentarnos con la muerte rodeándonos de tanta seguridad y lujos para no tener que sentir lo vulnerables que somos a lo inesperado. Esto está en nuestra cultura y se nos transmite a través de nuestros padres, profesores, figuras religiosas, políticos, etcétera; todos aquellos a quienes miramos con respeto.
Si se nos hubiera criado en una atmósfera de gran confianza en la vida, muy probablemente no llevaríamos ese niño aterrado dentro. Creo que si yo hubiera sido criado en un entorno profundamente espiritual y armónico, donde mis condicionantes hubieran estado impregnados de una profunda conexión con la existencia y la tierra, hubiera aprendido a no sentir tantos miedos. Pero no es eso lo que yo tuve o, mejor dicho, lo que la gran mayoría tuvimos. Si queremos sanar tenemos que enfrentarnos a nuestros miedos, a todos ellos, y el lugar para empezar es con los miedos del niño herido.

Nuestros miedos están encubiertos por la negación

No obstante, para poder enfrentarnos a nuestros miedos primero tenemos que validarlos, tenemos que reconocer que se encuentran allí e investigar de dónde provienen. En nuestro condicionamiento no hay lugar para el miedo, se nos enseña a esconder el miedo. Nuestra cultura no valora el ser honesto sobre el miedo ni se da cuenta de lo profundamente que se nos inculca, y así, ¿cómo podemos expresar aquello con lo que ni siquiera estamos en contacto? Lo encubrimos con protección, negación e inconsciencia, escondiendo nuestra vulnerabilidad tras una máscara, porque eso es lo que necesitábamos para poder sobrevivir. 
De una u otra forma nos arreglamos fingiendo que todo va bien. Aprendiendo a aguantar. Continuamos hipnotizados por nuestro "trance de aguante" sin darnos cuenta de todo el dolor interno que estamos escondiendo. Mientras nos mantengamos en este trance nos engañaremos a nosotros mismos haciéndonos creer que es menos doloroso negar el miedo que permitir que salga a la superficie.
Nuestro miedo nos hace penetrar más y más profundamente en el aislamiento y normalmente ni siquiera nos damos cuanta de ello. Nos aislamos porque nuestro niño interior vive atemorizado. Como a menudo estamos tan desconectados de ese niño asustado, nos trasladamos al modo de supervivencia donde hay podo o nada de intercambio íntimo.
[…]

Krishnananda (Dr. Thomas Trobe)

*** *** ***

Leyendo este texto salió lo que siempre está: el miedo. Ese que nunca reconocisteis, ni a día de hoy mencionáis. Aquí, sola, y otras veces con visitantes poco o nada amables, o con palabras que no llegan al corazón, aún pretendiéndolo (debería decir que agradezco el esfuerzo que se hace, mas, viendo lo que acontece en tantos y tantos blogs, sobre todo de fotografía, sé que el esfuerzo de dejarme un comentario está mediatizado por el miedo, ya que se intenta menospreciar aquello que comparto sin querer compartir conmigo aquello que tanto prodigan entre si otros; claro que como a mi no me pueden engañar, sólo se dedican a incordiar, negar, intentar aislarme, que de hecho, así está sucediendo, mas, agradecida de poder saber que esto está sucediendo y que no hay modo de quitarme a mi para dejar el miedo; mejor sería acercarse a mi con la vulnerabilidad que nos acerca que con el miedo que nos aleja) por muchas palabras que se escriban y pronuncien. 
Como no vivo en el ego, no quiero ver como otros se destruyen insensibilizándose. A diferencia de quien tanto empeño puso para no rectificar sinceramente y abiertamente ante todos, pero sobre todo, ante si mismo, queriendo que yo desapareciera. Claro que tampoco del todo. Esa paradoja del que no vive pero se aferra al sufrimiento para seguir  viviendo. El miedo, si. 
Aquí no hay miedo a la intimidad. No hay miedo, sencillamente. Y si no dejo comentarios en otros blogs no es porque yo no quiera, sino porque se usa la moderación de comentarios para borrar lo que les digo. O bien me quieren hacer pasar por invisible. O bien mienten descaradamente. O bien no contestan a las preguntas que les hago. O bien fingen que les caigo bien y los dejan pero siguen erre con erre con la moderación de comentarios. Miedo, por mucho que pongáis frases bonitas y toda esa parafernalia... Así pues, yo no vivo en el miedo, señores y señoras. Ustedes si. Unos fingiendo que saben de espiritualidad, y precisamente esto es lo que les delata. Y otros con la temática de la fotografía... que aberración... Al principio imitándome. Ahora haciendo todo lo contrario y haciendo uso del halago falso y de la técnica, desconectados del interior, aunque fingiendo que hablan o escriben desde él. ¡Hasta un psicólogo (que también usa una cámara) diciéndome que yo estaba muy mal!. Pues no veo yo que haya aparecido por aquí para decirme cual era ese mal y ser amigable como así lo hace con muchos otros :))) Eso si, el vacío (antes se decía hacer la cama, en definitiva sigue siendo acoso, ¿verdad josé manuel?) si que lo hace. ¡Un psicólogo! ¡Caray!. No, sólo le faltaría decir que es cosa de terapia, la suya, que no quiere decir que sea la optima ¿verdad, señor psicólogo?. Pues no veo yo que haga mucho caso de las entradas que comparte :))) ¡Ay! Qué no hay modo, señores y señoras :)))
De verdad: ¿no estáis aburridos de vosotros mismos? ¿Asqueados? Bueno, como el miedo es lo que está, os hace la puñeta con los aspavientos del ego (Maya y Mara), aparentando que a vosotros no os pasa nada. Pero, no hay más que estar un poco atentos leyendo o mirando lo que hacéis para saber lo falso de todo ello. Reflejo de aquel que quiere llamar la atención para no desaparecer del único referente que encontró como válido pero que no se atreve a reconocer ante el mundo, por vivir en el miedo, para mostrarse en vulnerabilidad, pase lo que pase. Si, pase lo que pase. En fin, que ya estoy, también yo, dejándome atrapar por el ego (Maya). 
¡Buen día! :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Qué el amor ilumine tu inteligencia y abra tu corazón para que las palabras que pronuncies conviertan el mundo en un lugar mejor :)
Sin mentir, encontrarás la luz del amor con más facilidad.
Siente la vida, siéntete a ti mismo, y di lo que sientes, sintiendo lo que dices
La paz es el camino y la humildad sus pies -.-

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails