jueves, 29 de septiembre de 2011

Lo que aceptas, se transforma


Alexander Jollien es un joven con parálisis cerebral. Sufrió un accidente cuando nació. Concretamente se asfixió en el momento del parto debido a que el cordón umbilical se le enrolló al cuello (científicamente se llama aterosis),. La carencia de oxigeno durante aquellos segundos fatídicos lo condenó a la parálisis cerebral. Desde entonces su destino será el de una persona disminuida a quien le cueste coordinar sus movimientos, caminar tambaleándose y hablar con dificultad. Como él mismo dice, su futuro es muy sombrío porque está destinado a enrollar cigarros en un taller ocupacional para personas discapacitadas.

Jollien también es una persona resilente. Nunca se ha resignado a su desdicha y, a pesar de haber aceptado que no es una persona normal y que siempre será dicapacitada, ha confiado en su capacidad para adaptarse y hacer posible que su trayectoria vital vaya más allá de la convivencia con los cigarros.


Como dice un principio budista, "lo que resiste, persiste; lo que aceptas se transforma". Así, después de padecer 17 años en una institución especializada, decide dejar de ser "paciente" y opta por ser protagonista de su vida. Entonces estudia filosofía, se licencia en la Universidad de Friburgo, se casa y tiene dos hijos. Como otras muchas personas resilentes, escribe y reflexiona sobre su condición humana.

En su libro "Elogio de la debilidad", Jollien se queja y critica de manera furibunda la acción de los profesionales que muestran un preventivo distanciamiento hacia el paciente. Esta distancia aséptica le producía sufrimientos innecesarios. Según él, rompía la regla un joven en prácticas con el cual mantenía una relación estrecha y reconfortante. Ni que decir que este cachorro era aleccionado por los educadores más veteranos con el arte de la frialdad con los pacientes.

La metáfora de la resilencia supone para los profesionales de la intervención un aire renovado que hace cuestionar su práctica. Y eso es muy importante porque por desgracia, más a menudo de lo que debería ser, la visión profesional llega a ser muy sesgada: sólo se ve gente herida, sin futuro con un destino inexorable que no se podrá cambiar por mucho que una se desviva por ellos. Como decíamos, estamos demasiado amaestrados aún en los fallos, los déficits y las carencias de cada paciente potencial. Nos cuesta mucho descubrir y hacer que surjan las competencias, los puntos fuertes, los recursos, los deseos, los proyectos.


Creadas originalmente por haideé iglesias

La resilencia alecciona a los profesionales sobre la necesidad de ayudar a llevar a cabo las estrategias adaptativas propias de las personas heridas más que decidir o inventarlas por ellas: "en nombre de una supuesta superioridad racional me faculto con la capacidad de decidir por ti cuales son las soluciones para satisfacer tus necesidades o tus deseos". Si asumimos este poder de trazar el camino a las otras personas, les quitamos la humanidad y pervertimos la relación con ellas. Promover la resilencia significa considerar las otras personas como legítimas, tan legítimas como nosotros mismos. Sólo el reconocimiento persistente de la otra persona puede desatar la magia necesaria para permitirle resurgir de la adversidad hacia un futuro con calidad de vida.
Anna Forés y Jordí Grané
*** *** ***

Yo también estoy escribiendo desde esa vulnerabilidad resilente, dando un paso más lejos. Si, ese paso que me ha hecho comprender aquello que comparto. Años aprendiendo a derribar muros mentales. A respetar a los demás. A saber cuan torpes y necios podemos llegar a ser porque yo misma lo fui. A saber que los errores que cometo pueden causar mucho daño y no querer volver a hacerlo. A no decidir por los demás. A no dárselo todo masticado para que encuentren –como yo lo encontré– el potencial tan inmenso que todos tenemos. A no manipular. A no utilizar a los demás. A no mentir. A comprender el valor de la humildad. A no querer ser más que nadie. A dialogar. A quererme. A sentir el dolor de los demás. Y a otras muchas cosas más. Pero la más importante y derivada de esos años de sufrimiento: una extremada –y si, exquisita también– sensibilidad. Una sensibilidad que en estos dos últimos años se ha querido destruir. No a superar, no, a destruir. Bien. Aquí estoy. "Lo que resiste, persiste. Lo que aceptas, se transforma".

Viviendo :)

6 comentarios:

  1. Te felicito por tu vulnerabilidad, desde aí nos hacemos fuertes, por mucho que algunos quieran asimilar vulnerabilidad con debilidad. Y desde aí podemos mirar con auténtico respeto a los demás, sin pretender saber más que ellos sobre lo que es mejor o es peor. Y te felicito también por tu sensibilidad, que yo creo que no se puede destruir.
    Leeré el libro de Alexander Jollien.
    Un abrazo

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  2. Jajaja,... entiendo que mi felicitación por tu vulnerabilidad te sorprendiese. Lo siento, no lo pretendía. Para mi ser vulnerable no significa ser frágil, al contrario, para mi en esa vulnerabilidad radica nuestra mayor fortaleza. Yo me considero vulnerable, lo que sucede a mi alrededor me afecta, soy sensible a ello, pero no me debilita, no pierdo mi centro.
    Quizás es una cuestión de léxico simplemente :))
    Un beso.

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    Respuestas
    1. ¿Y dónde está tú sensibilidad hoy?
      Si, sentir. Palabras... muchas... hechos en armonía con estas: 0

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  3. ¡Hola!inma: el centro, ¿qué es?
    Supongo que no te debilita porque no has sido quebrantada una y otra vez...
    Es de ahí de donde surge "mi" vulnerabilidad. En su momento también me afectaban muchas cosas que sucedian en el entorno, más nada se había resquebrajado... y podía seguir como si nada hubiera sucedido. Pero siempre sucede, el caso es saber qué es lo que sucede. Y esto sólo lo aprendí a captar tras todo el sufrimiento y posterior toma de conciencia de la ilusión en la que vivimos...
    Así pues, el centro ¿qué es?

    ¿Comprendes ahora que me haya sorprendido de tu felicitación? Yo no busco felicitaciones. Me gustaría que más personas sintieran lo que comparto porque así no sería necesaria ninguna felicitación y afloraría entonces la sensibilidad. Sentir, esa palabra que tanto repito...

    Gracias por acercarte y compartir conmigo lo que piensas o como lo piensas.
    Un abrazo :)

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  4. Supongo que los profesionales intentan ayudar en la medida de sus posibilidades, lo que no quiere decir que siempre hagan lo más adecuado

    El intento que hacemos por vivir tiene sus logros y fracasos, no imagino la vida de otra manera

    Abrazos

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  5. ¡Hola! javier: ¡pues échale imaginación! :)))
    Lo dicho... hasta cuando vuelva :)

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Qué el amor ilumine tu inteligencia y abra tu corazón para que las palabras que pronuncies conviertan el mundo en un lugar mejor :)
Sin mentir, encontrarás la luz del amor con más facilidad.
Siente la vida, siéntete a ti mismo, y di lo que sientes, sintiendo lo que dices
La paz es el camino y la humildad sus pies -.-

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