Creada originalmente por Haideé Iglesias
"El fracaso es la clave del éxito;
todos los errores nos enseñan algo."
Maestro Morihei Ueshiba
Cuando le cuentas a una persona, que busca tu amistad, –hacía mucho tiempo que no hacía fideua y como me siento mejor la he hecho, me ha salido buenísima, mejor que nunca– y te contesta: –si mujer, claro, la fideua es muy rica– ¿qué pensáis que siente?
Cuando alguien te dice que le gustaría oírte cantar, pues sabe que lo has hecho en un coro, le dices que si, pero que no tienes nada grabado, y que ya no estás en ese coro, ni en otro por diversos motivos, entonces sólo podrá ser de modo personal, vamos para esa persona en concreto, si así lo desea, y le envías el Gloria de Verdi cantado por un coro en el que estuviste, pero no lo puede oír y te dice: –bueno, ya me la silbarás, ¿qué pesáis que está sintiendo?
Cuando alguien te dice que le quieres llevar a la tumba porque no le dejas manipularte, ¿qué pensáis que está sintiendo?
Cuando a alguien le preguntas sus sentimientos hacia ti y te contesta con evasivas, con mentiras, con manipulaciones, o con frases implícitas pero nunca abiertamente, jugando al gato y al ratón, ¿qué pensáis que siente?
Cuando alguien dice que el cuerpo y el espíritu es uno, que el cuerpo tan solo es algo material y el espíritu eterno, pero luego vive completamente inconsciente de su estado depresivo y siempre mintiendo: ¿qué pensáis que siente?
Es curiosa la forma de comunicar lo que se siente (pero que muchas veces se ignora, mas no siempre) , y no lo que se piensa (comunicación paradójica, la cual genera un alto grado de malestar en todos los implicados). Si. Ninguna de estas personas es totalmente consciente de que siente hacia mi algo diferente de lo que piensa, mas con sus expresiones verbales están declarándose manifiestamente. Claro que lo negarán, de esto se trata precisamente la comunicación paradójica, de negar que uno quiera decir eso, y que es el otro el que lo interpreta (emocionalmente) como quiere, impidiéndole a ese otro poder salir de la trampa en la que tan sutilmente ha sido introducido. Este suele ser el tipo de comunicación que utilizan aquellos que practican el acoso moral, y también los paranoicos, sobre todo los celosos.
Proyecciones. Poner en el otro aquello que no reconocemos de nosotros mismos. Entonces yo soy alguien a la que no se quiere valorar ni reconocer claramente mérito alguno. Y ¿por qué? Porque se está proyectando en mi todos los conflictos irreconocibles un uno mismo, y de ésta proyección es de donde aflora la envidia como emoción con más fuerza, que no la única. ¿Cómo voy a reconocer que en alguna ocasión me he sentido envidioso con la mala prensa que tiene? Es mejor tratar al otro como imbécil (pero no claramente), así yo aparento ser buena persona con lo que digo pero sin reconocer tácitamente sus méritos; los de esa persona en particular sobre la que se está proyectando y a la que se ha escogido como chivo expiatorio. Y es curioso, porque si que puede ser amable y cariñoso, incluso transigente con todos los demás, más no conmigo en particular. Y ¿por qué esto es así? Pues porque a esta persona le he despertado sentimientos que no quiere reconocer, puesto que hacerlo sería como reconocer que vive una vida llena de falsedad y mentiras. Tanto en su vida privada como en la pública. Y en vez de mirar en su interior, proyecta en mi sus frustraciones culpándome o infravalorándome para no sentirse inferior. ¿Qué significa en este caso sentirse inferior? Pues que se tiene la necesidad de quedar por encima siempre, de ejercer el absoluto control (y el paranoico lo es en sumo grado) sobre el otro para dominar las situaciones que piensa se le pueden ir de las manos, ya que sino el mundo le absorbería y su seguridad y autoestima son muy débiles, (aún aparentando lo contrario) cayendo en muchas ocasiones en el cinismo por ello. En resumidas cuentas, que me necesitan (así lo sienten) pero no lo quieren (piensan) admitir. Complejo ¿eh? Pues así andamos por la vida la mayoría de nosotros y, lo peor, que ni nos enteramos. Luego se extrañan de que te alejes de ellos. Y pensarán que yo que tanto hablo de amor, a ellos no se lo das. ¿Y por qué suponen que lo que hago no es amor? Yo no practico el zen abuela :), no. Yo practico el zen bastón, jijiji... mas sólo cuando sea oportuno :)
Y que todo esto no sea más que aire. No hay nada real en estos comportamientos, nada, tan sólo son fruto del inmenso miedo en el que vivimos. Y cuanto más neguemos este miedo más se empeñará él en salir por cualquier resquicio, y será el emocional. Y así, reprimiendo lo que no queremos reconocer, se nos pasa la vida por delante sin vivirla. Reconocer es liberarse. Todos tenemos emociones que nos producen malestar, mas reprimirlas no nos ayuda, tan sólo nos esclavizan aún más. Reconocer es liberarse. Si, porque ya nadie ejercerá poder sobre ti al no tener necesidad de mentir, ¿por qué habrías de tener miedo si eres honesto?
Nosotros somos nuestros más tenaces carceleros. Lo mejor de todo esto es que yo ya soy inmune (a día de hoy, que me ha costado, y mucho) a todas estas emociones (energías) negativas que algunas personas han sentido, o sienten aún, hacia mi. Le doy la bienvenida a mi nuevo estado lleno de paz, ¡por fin!. Ya ni tan siquiera las energías del ordenador me afectan :))
Como dicen los maestros zen: cuando nada te perturbe, y estés igual de presente y sereno en medio del bullicio de un mercado o en un lugar silencioso, entonces, sólo entonces, serás libre.
Pongámonos manos a la obra para poder salir de la cárcel en la que vivimos y pretendemos hacer vivir a los otros.
ser tu mismo, mostrarte como eres, estar bien contigo mismo, este es el mejor regalo que te puedes hacer y haces a los demás.
ResponderEliminarun abrazo, maestra :) (hahaha)
Joan