miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mismo lugar. Diferentes sensaciones emocionales


"Hace unos años me dijo Henri Michaux: "Yo comencé publicando pequeñas plaquettes de poesía. El tiro era de unos 200 ejemplares. Después subí a 2.000 y ahora he llegado a los 20.000. La semana pasada el editor me propuso publicar mis libros en una colección que tira 100.000 ejemplares. Rehusé: lo que quiero es regresar a los 200 del principio". Es difícil no simpatizar con Michaux: más vale ser desconocido que mal conocido. La mucha luz es como la mucha sombra: no deja ver. Además. la obra debe preservar su misterio. Cierto, la publicidad no disipa los misterios y Homero sigue siendo Homero después de miles de años y miles de ediciones. No los disipa pero los degrada: hace de Prometeo un espectáculo de circo; de Jesucristo, una estrella de music hall; de Las meninas, un icono de obtusas devociones y de los libros de Marx, objetos simultáneamente sagrados e iligibles (en los países comunistas nadie los lee y todos juran en vano sobre ellos). La degradación de la publicidad es una de las fases de la operación que llamamos consumo. Transformadas en golosinas, las obras son literalmente deglutidas, ya que no gustadas, por los lectores apresurados y distraídos.
Algunos desesperados de talento oponen a las facilidades de la publicidad un texto impenetrable. Recurso suicida. La verdadera defensa de la obra consiste en irritar y seducir la atención del lector con un texto que pueda leerse de muchas maneras. El ejemplo mayor es Finnegans Wake; la dificultad de ese libro no depende de que su significado sea inaccesible sino de que es múltiple: cada frase y cada palabra es un haz de sentidos, un puñado de semillas semánticas que Joyce siembra en nuestras orejas con la esperanza de que germinen en nuestra cabeza. Ixión convertido en libro, Ixión y sus reflexiones, flexiones y fluxiones. Una obra que dura –lo que llamamos un clásico– es una obra que no cesa de producir nuevos significados. Las grandes obras se reproducen a sí mismas en sus distintos lectores y así cambian continuamente. De la capacidad de autoproducción se sigue la pluralidad de significados, y de ésta, la multiplicidad de lecturas. Sólo hay una manera de leer las últimas noticias del diario pero hay muchas de leer a Cervantes. El periódico es hijo de la publicidad y ella lo devora: es un lenguaje que se usa y que, al usarse, se gasta hasta que termina en el cesto de basura; el Quijote es un lenguaje que al usarse se reproduce y se vuelve otro. Es una transparencia ambigua: el sentido deja ver otros posibles sentidos.
¿Qué pensará Carlos Castaneda de la inmensa popularidad de sus obras? Probablemente se encogerá de hombros: un equívoco más en una obra que desde su aparición provoca el desconcierto y la incertidumbre. En la revista Time se publicó hace unos meses una extensa entrevista con Castaneda. Confieso que el "misterio Castaneda" me interesa menos que su obra. El secreto de su origen –¿es peruano, brasileño o chicano?–, me parece un enigma mediocre, sobre todo si se piensa en los enigmas que nos proponen sus libros. El primero de esos enigmas se refiere a su naturaleza: ¿antropología o ficción literaria? Se dirá que mi pregunta es ociosa: documento antropológico o ficción, el significado es el mismo. La ficción literaria es ya un documento etnográfico y el documento, como sus críticos más encarnizados lo reconocen, posee indudable valor literario.El ejemplo de Tristes Tropiques –autobiografía de un antropólogo y testimonio etnográfico– contesta a la pregunta. ¿La contesta realmente? Si los libros de Castaneda son una obra de ficción literaria, lo son de una manera muy extraña: su tema es la derrota de la antropología y la victoria de la magia; si son obras de antropología, su tema no puede ser lo menos: la venganza del "objeto" antropológico (un brujo) sobre el antropólogo hasta convertirlo en un hechicero. Antiantropología.
La desconfianza de muchos antropólogos ante los libros de Castaneda sólo se debe a los celos profesionales o a la miopía del especialista. Es natural la reserva frente a una obra que comienza como un trabajo de etnografía (las plantas alucinógenas –peyote, hongos y datura– en las prácticas y rituales de la hechicería yaqui) y que a las pocas páginas se transforma en la historia de una conversión. Cambio de posición: el "objeto" del estudio –don Juan, chamán yaqui– se convierte en el sujeto que estudia, y el sujeto –Carlos Castaneda, antropólogo– se vuelve el objeto de estudio y experimentación. No sólo cambia la posición de los elementos de la relación sino que también ella cambia. La dualidad sujeto/objeto –sujeto que conoce y el objeto por conocer– se desvanece y en su lugar aparece la de maestro/noéfito. La relación de orden científico se transforma en una de orden mágico-religioso. En la relación inicial, el antropólogo quiere conocer al otro; en la segunda, el neófito quiere convertirse en otro."


Creadas originalmente por Haideé Iglesias

El texto es de Octavio Paz. Lo titula "La mirada anterior" y es parte de una introducción al libro de Carlos Castaneda "Las enseñanzas de Don Juan".

*** *** ***
La primera de las imágenes es la más reciente. La segunda tiene su anécdota.
Cuando ya la había realizado me da el alto un municipal porque pensaba que le había fotografiado a él. Le mostré las imágenes que había realizado y le aseguré que a pesar de lo que le hubiera podido parecer, él no estaba en ellas porque yo estaba centrada en ubicar las formas que estaban en el suelo, las cuales seducían más en ese momento a mi ojo fotográfico. Quedó satisfecho.

Entre ambas media más de un año. Ambas me gustan. Hablan de distintos estados emocionales. No podemos hacer nada sin la presencia de las emociones. Aprender a ver y entender estas, es aprender a mirar –y a vivir– en el mundo, más allá de cualquier técnica que se utilice para transmitirlo a los demás, además de ayudarnos a poder convivir en paz. Esto es lo que le sucedió a Castaneda, que comenzó a entender sus emociones, a poder traducirlas, con la ayuda de Don Juan. Él fue capaz de pasar esa ficticia frontera que nos separa de lo que pensamos que somos a lo que en verdad somos.

1 comentario:

  1. He vuelto la rutina, que depre!!!

    Por lo menos que veo las fotos de blogeros que me dan animo, je je.

    Tus fotos bonitas.

    Saludos

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Qué el amor ilumine tu inteligencia y abra tu corazón para que las palabras que pronuncies conviertan el mundo en un lugar mejor :)
Sin mentir, encontrarás la luz del amor con más facilidad.
Siente la vida, siéntete a ti mismo, y di lo que sientes, sintiendo lo que dices
La paz es el camino y la humildad sus pies -.-

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