viernes, 24 de septiembre de 2010

Viento


Otra de mis pasiones, el viento. El agua y el viento. Desde muy pequeña me han atraído los dos. Los he vivido intensamente, supongo que por esto ahora mi vida es una con ellos. Podría decir mucho más de modo poético, pero en esta ocasión la magia y la fuerza de Zhuangzi es tanta que prefiero el silencio. Sé que es una entrada muy larga. Tómate tiempo para leerla. Serena tu mente y escucha... Escuchar, tan necesario...

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"... Sin embargo, desde la perspectiva de Zhuangzi, el hecho de que las cosas estén dotadas de "esencias" y sean, por ende, "esencialmente" distintas unas de otras es una simple cuestión de apariencias. Cada una de las "diez mil cosas" parece poseer su propia "esencia" inalterable y definitivamente fija. De hecho, simplemente parece o aparenta poseer esa "esencia".


Pero todo se complica inevitablemente por el hecho de que esas "esencias" aparentes tampoco son absolutas. No se trata de meros productos de una alucinación. Poseen categoría ontológica propia. No son infundadas, desde un punto de vista ontológico. La "existencia" absolutamente omnipresente puede adoptar una infinita variedad de formas porque éstas tienen un tipo de base ontológica. No podemos decir con certeza que las "esencias" existan en el sentido usual de la palabra, pero tampoco podemos decir que son absolutamente inexistentes.


En este punto, como recordaremos, Ibn 'Arabí introduce el concepto de "arquetipos permanentes" en un sistema metafísico. Y el concepto funciona admirablemente bien, ya que, gracias a él, Ibn 'Arabí consigue salvar la dificultad que plantea esta paradójica situación. Los "arquetipos permanentes" son principios metafísicos de los que "no se puede decir que existan ni que no existan" y a través de los cuales la omnipresente Existencia divina se declina en una infinidad de "cosas". Pero tampoco para él se trataba de una cuestión básicamente filosófica, sino más bien de una visión extática.


Zhuangzi no recurre a la filosofía, sino directamente a una presentación simbólica del contenido de su visión metafísica. Como resultado, tenemos lo que se reconoce unánimemente como una de las descripciones del Viento más magistrales de la literatura china. No se trata, naturalmente, de una pieza meramente literaria, sino de un símbolo filosófico que Zhuangzi utiliza con el propósito de expresar verbalmente lo verbalmente inexpresable. Por otra parte, el pasaje es de suprema importancia porque, como veremos inmediatamente, constituye lo que podríamos llamar una "prueba taoísta de la existencia de Dios".


La parte inicial del texto es puramente simbólica. Su significado filosófico real puede resultar más accesible si, al leerlo, uno tiene presente que el Viento cósmico simboliza la "existencia" o lo Absoluto en su actus omnipresente, y que los "orificios" de los árboles simbolizan las "esencias".


La Gran Tierra eructa, y ese eructo es el Viento. Mientras no se produce el eructo, nada sucede. Pero, una vez que se produce, todas las cavidades de los árboles se ponen a ulular.
¡Escucha! ¿No oyes acaso el aullido del viento que sopla a lo lejos? Los árboles, en las selvas del monte, susurran, se estremecen y oscilan, y las cavidades y orificios de los imponentes árboles de cien varas de circunferencia emiten diferentes sonidos.


Unos orificios son como narices, otros como bocas u orejas; unos son [cuadrados] como dinteles sobre jambas, otros [redondos] como copas o morteros. Unos semejan profundos estanques, otros pequeñas albercas. [Los sonidos que emiten son, en consecuencia, diversos:] unos rugen como torrentes restallando sobre las rocas, otros silban como saetas al vuelo; unos gruñen, otros resuellan; unos gritan, otros gimen. Unos sonidos son profundos y apagados, otros son lúgubres y lastimeros.


Cuando la primera ráfaga de viento pasa con lánguido rumor, llega la siguiente, con ronco frescor. A la ligera brisa, las cavidades responden con tenues murmullos; al vendaval contestan con estrépito.


Sin embargo, una vez pasadas las ráfagas, las cavidades y orificios quedan vacuos y mudos. Tan sólo se ven ramas oscilar en silencio y los gráciles vástagos agitarse suavemente.


Como ya he señalado, el texto no pretende ser una mera descripción literaria del viento. La verdadera intención de Zhuangzi se puede formular de la siguiente manera. Las "cavidades" y los "orificios" de los árboles se imaginan que existen de forma independiente y que emiten los sonidos descritos. No advierten que éstos son producto de la acción del Viento. En realidad, es el Viento lo que hace resonar las "cavidades".


No es que los "orificios" no existan. Están allí, no cabe duda. Pero se actualizan únicamente por la acción positiva del Viento. Resulta evidente que se trata de una descripción muy acertada de la ya mencionada categoría ontológica de las "esencias".


También es obvio que el Viento, en este caso, no es un viento corriente. Se trata del Viento cósmico que corresponde exactamente al concepto sufí de "difusión de Existencia". Resulta interesante y extremadamente significativo que tanto Ibn 'Arabí como Zhuangzi conciban la "existencia" como algo que se mueve, que "sopla", "fluye" o "se difunde". Para ambos, la "existencia" es actus.


[El mismo Viento] sopla sobre las diez mil cosas de diferentes maneras, haciendo que cada cavidad produzca su propio sonido, de modo que cada una imagina que lo produce ella misma. Pero, en realidad, ¿qué es lo que produce los diversos sonidos?


¿Qué es? Para dar la respuesta correcta a tan crucial pregunta, debemos observar ante todo que el Viento cósmico no tiene sonido propio. El "sonido del Cielo" (tian lai) es insonoro. Lo que oyen nuestros oídos físicos no son sino los diez mil sonidos producidos por las cavidades de los árboles. No son el sonido del Cielo, sino el "sonido de la Tierra" (di lai). Sin embargo, Zhuangzi insiste en que debemos oír el insonoro sonido del Cielo tras cada uno de los diez mil sonidos de la Tierra. Mejor dicho, debemos cobrar consciencia de que, al oír el sonido de la Tierra, lo que oímos es el sonido del Cielo. Los sonidos infinitamente diversos que emiten las cavidades no son sino el único y absoluto sonido del Cielo.


Creadas originalmente por Haideé Iglesias

Cabe señalar que exactamente la misma pregunta, "¿Qué es?", puede y debe plantearse acerca de lo que se observa en el ámbito "interior" de nuestro ser. Al igual que las cavidades de los árboles emiten todo tipo de sonidos al soplar sobre ellas el Viento, el "interior" del hombre se encuentra en estado de constante tumulto. ¿Qué es lo que causa esta conmoción? Ésta es la cuestión central. ¿Son las mentes de los hombres responsables de ello? ¿O lo son acaso los estímulos de las cosas externas?. No, contesta Zhuangzi. Pero veamos primero cómo describe las "cavidades" internas que emiten incesantemente sonidos y ruidos.

Incluso dormidas, las almas de los hombres están [atormentadas] por diversas cosas [en sueños]. Al despertar, las funciones físicas de los hombres se activan, se enredan con las cosas externas, y todo tipo de pensamientos y emociones surgen de ellos, lo que los induce, cada día, a utilizar sus mentes en reñir con los demás. Algunas mentes están ociosas y desocupadas. Otras abstrusas. Otras, escrupulosas. Las que tienen insignificantes temores se sienten inquietas. Las que son asaltadas por grandes temores quedan simplemente pasmadas.
El modo en que los hombres discuten acerca de lo correcto o lo erróneo de las cosas recuerda a quienes lanzan saetas y armas arrojadizas [o sea: son extremadamente rápidos y activos]. Se afanan en conseguir la victoria [en los debates] como si hubieran prestado juramento a los dioses. El modo en que consumen [su energía vital], día a día, recuerda [las hojas de los árboles] que se marchitan en otoño y en invierno.
Están tan equivocados y perplejos que ya no tienen vuelta atrás. El modo en que se sumen progresivamente, a medida que envejecen, en la fatuidad recuerda las mentes firmemente selladas [por la codicia]. Así, cuando se aproximan a la muerte, no pueden ya recobrar el brío de la juventud.
En verdad, [los movimientos de las mentes humanas son infinitamente diversos, como los sonidos producidos por las cavidades de los árboles]: el regocijo, la ira, la tristeza y el deleite. Unas veces, se preocupan por el futuro. Otras, se lamentan en vano por el pasado perdido. Ora veleidosas, ora obstinadas. Ora lisonjeras, ora engreídas. Ora sinceras, ora afectadas.
Recuerdan los sonidos de todo tipo que emanan de los orificios [de una flauta] o los hongos que brotan de la cálida humedad. Día y noche, estas cosas se producen [en nosotros mismos]. Y es precisamente el hecho de que se produzcan [en nosotros mismos] lo que demuestra que estamos vivos.

Tras esta descripción de los acontecimientos psicológicos que se producen en nuestras mentes día y noche. Zhuangzi procede a una interpretación de este desconcertante fenómeno. ¿Cuál es la causa real y original de todo ello? ¿Nuestro "ego" quizá?, aventura Zhuangzi. Afirmar que el "ego" es la causa equivale a reconocer (indirectamente) que los estímulos del mundo exterior son causa de nuestro movimiento psicológico. Zhuangzi describe esta relación entre los estímulos externos y los estados cambiantes de nuestras mentes en términos de "eso" (o sea los objetos) y "ego".

Sin "eso", no habría "ego". Sin "ego", "eso" no tendría nada a que asirse. [Así, nuestro "ego", o sea el conjunto de nuestros fenómenos psicológicos, parece deber su existencia a los estímulos externos.] Esta idea se aproxima a la verdad y, sin embargo, deja sin respuesta la pregunta acerca de qué es lo que mueve [nuestras mentes].
Parece que hay un verdadero Gobernante (zhen zai). Nos resulta imposible verlo bajo una forma concreta. Actúa, no cabe duda alguna, pero no podemos percibir Su forma. Muestra Su actividad, pero no posee forma sensible."

Texto con mayor tamaño: Toshihiko Izutsu
Texto de menor tamaño: Zhuangzi

3 comentarios:

  1. Oigo el soplo del viento y del silencio. Un abrazo y feliz fin de semana, mujer de viento. Besines muchos y muy azules.

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  2. Hola, Haideé Iglesias:

    Hermosas sus fotografías; vaz por el mundo escribiendo versos de luz, me encanta tu blog.

    La fotografías muy bien el encuadre, su composición, la luz y las sombras. Ese juego de colores; poesía en imágenes gracias.

    Un abrazo.

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  3. I love the lighting on your photos!Superb!

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Qué el amor ilumine tu inteligencia y abra tu corazón para que las palabras que pronuncies conviertan el mundo en un lugar mejor :)
Sin mentir, encontrarás la luz del amor con más facilidad.
Siente la vida, siéntete a ti mismo, y di lo que sientes, sintiendo lo que dices
La paz es el camino y la humildad sus pies -.-

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