miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cóncavo y convexo


Creada originalmente por Haideé Iglesias

"Imagina que iniciamos una discusión. Supón que me vences y que yo no puedo vencerte. ¿Quiere eso decir que tú estás en lo cierto y yo no?
Imagina ahora que te venzo y que no puedes vencerme? ¿Significa eso que esté yo en lo cierto y tú no? ¿Acaso, cuando yo estoy en lo cierto, tú no lo estás y, cuando tú estás en lo cierto, yo no lo estoy? ¿No será que ambos estamos en lo cierto o que ninguno de los dos lo está? No somos quiénes para decidirlo. [¿Por qué no pedimos a alguien que lo juzgue?] Pero los demás se hallan en la misma oscuridad. ¿A quién pediríamos una opinión imparcial? Imagina que la pedimos a alguien que esté de acuerdo contigo. ¿Cómo va ese hombre a emitir un juicio justo, sabiendo desde el principio que comparte tu misma opinión? Imagina ahora que la pedimos a alguien que esté de acuerdo conmigo. ¿Cómo va éste a emitir un juicio justo, sabiendo desde el principio que comparte tu misma opinión? Imagina ahora que la pedimos a alguien que esté de acuerdo conmigo. ¿Cómo va éste a emitir un juicio justo, sabiendo desde el principio que comparte mi misma opinión?
¿Y si la pedimos a alguien que discrepe de ambos? Estando desde el principio en desacuerdo con los dos, ¿cómo va éste a emitir un juicio justo? [Se limitaría a dar una tercera opinión?.] ¿Y si la pedimos a alguien que esté de acuerdo con ambos? Si, desde el principio, comparte la opinión de cada uno de nosotros, ¿cómo va ese hombre a emitir un juicio justo? [Se limitaría a decir que estoy en lo cierto y que tú también lo estás.]
De todo ello se desprende que ni tú, ni yo ni una tercera persona puede saber [cuál es la verdad]. ¿Cabe esperar que aparezca una cuarta persona?

¿Como se explica esta situación? Zhunangzi (o Chuang Tzu) contesta que toda esta confusión tiene su origen en la tendencia natural de la Razón a pensar todo en función de la oposición entre "correcto" y lo "erróneo". Esta tendencia natural es producto de un concepto esencialista del Ser. La Razón natural es susceptible de pensar que una cosa "correcta" o "errónea" desde el punto de vista convencional o subjetivo es lo uno o lo otro en esencia. Sin embargo, en realidad, nada es esencialmente "correcto" o "erróneo". Lo "correcto" y lo "erróneo" son cuestiones relativas.
De acuerdo con esta postura no esencialista, Zhuangzi afirma que la única actitud justificable consiste en conocer, ante todo, la relatividad de lo "correcto" y lo "erróneo", y trascender dicho relativismo para pasar a la fase de "igualación" de todas las cosas, en un grado inferior de la realidad, es relativamente diferente y distinta de las demás. Zhuangzi da a esta actitud característica del "hombre verdadero" el nombre de tian ni (Nivelación celestial), tian jun (Igualación celestial) o man yan (Ausencia de limites)."

Lo "correcto" no es "correcto" y "así" no es "así". Si [lo que uno considera como] "correcto" fuera [absolutamente] "correcto", sería [absolutamente] diferente de lo que no es "correcto", y no tendría sentido discutir sobre ello. Y si "así" fuera [absolutamente] "así", [absolutamente] diferente de "no así", y no cabría discusión alguna.
Por tanto, en el perpetuo proceso de las "tesis cambiantes", [como "correcto" –le sigue– "incorrecto" –le sigue– "correcto" –le sigue– "incorrecto" etc., las tesis y las antítesis] dependen unas de otras. Y [dado que esta dependencia relativiza toda la cadena de tesis y antítesis,] se puede considerar que no se oponen entre sí.
[Ante esta situación, la única actitud razonable] es armonizar todas esas [tesis y antítesis] en la Nivelación celestial y devolver [las perpetuas oposiciones entre los existentes] al estado de Ausencia de límites.

"Devolver las infinitas oposiciones de las cosas al estado de la Ausencia de límites" significa reducir todas las cosas "esencialmente" distintas unas de otras al estado original de Unidad "caótica", en que no existen límites definidos entre ellas. Desde el punto de vista subjetivo, se trata de abandonar cualquier juicio discriminatorio que uno pueda emitir en el plano de la Razón cotidiana. Al dejar de emitir juicios, ya sean éstos implícitos o explícitos, sobre las cosas, según Zhuangzi, uno entra en un estado mental previo a todos los juicios y a cualquier actividad de la Razón, en que ve las cosas en su estado original o Celestial, "carente de esencia".
Pero conseguirlo no es, en modo alguno, una tarea fácil. Requiere el funcionamiento activo de un tipo particular de intuición metafísica que Zhuangzi llama ming (iluminación). No todo el mundo puede disfrutar de este tipo de intuición iluminativa, ya que, al igual que existen hombres físicamente ciegos y sordos, también los hay en el aspecto espiritual. Y, desgraciadamente, en el mundo del Espíritu, el número de ciegos y sordos es mayor que quienes son capaces de ver y oír.

El ciego no puede disfrutar de la vista de hermosos colores y dibujos. El sordo no puede disfrutar del son de campanas y tambores. Pero ¿crees acaso que la ceguera y la sordera se limitan a los órganos del cuerpo? No, también se hallan en el terreno del conocimiento.

[...]

La naturaleza de las cosas es tal que nada es incapaz de ser "eso" [o sea todo puede ser "eso"] y nada es incapaz de ser "esto" [o sea todo puede ser "esto"]. "

Letra pequeña: Zhuangzi (o Chuang Tzu)
Letra grande: Toshihiko Izutsu.

1 comentario:

  1. Preciosa la imagen. Las líneas rectas en gris y las líneas curvas que vuelan... y las nubes, que se entreveran. Un abrazo muy azul para ti, Haideé.

    ResponderEliminar

Qué el amor ilumine tu inteligencia y abra tu corazón para que las palabras que pronuncies conviertan el mundo en un lugar mejor :)
Sin mentir, encontrarás la luz del amor con más facilidad.
Siente la vida, siéntete a ti mismo, y di lo que sientes, sintiendo lo que dices
La paz es el camino y la humildad sus pies -.-

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails